martes, 25 de marzo de 2008

Soy historiador

... - ¡Que interesante! a mi me encaaanta la historia, así, desde chiquita: las pirámides, las guerras, el pasaaado y todo eso ... ¿y ... a qué te vas a dedicar, eh? (¿En que estás pensando???, ¿lo que estudias es útil? ¿ como para qué??, ¿tienes idea de las bajísimas probabilidades de éxito profesional que tienes de acuerdo a los estudios de mercados mundiales mas recientes ???)

Éste es el punto álgido, así como ineludible, que parece repetirse ad infinitum en toda conversación informal que cualquier profesionista de otra área comparte con cualquier estudiante/pasante/fósil de cualquier licenciatura del área de humanidades y artes - que no sea Diseño y Comunicación visual (¡gueeey!) - inscrito (o perpetuado) en cualquier universidad del tercer mundo.

La confrontación ("no estudio lo que mis papás o el sistema quieren que estudie) la conmiseración propia ("los que estudiamos humanidades sabemos que nunca haremos dinero de ello") la versatilidad ("siempre puedo poner una taquería") o la arrolladora honestidad (..."pus maestro") nunca son, por regla general, respuestas satisfactorias para ninguno de los interlocutores.

Después del vaivén de argumentaciones, observaciones y recomendaciones que se hacen el uno al otro, el resultado por lo general es un simple: "pobre idiota" en la mente de ambos participantes, mientras dejan de lado la conversación. Desde luego se trata normalmente del simple conflicto entre dos visiones irreconciliables de ver el mundo: el free trade world y sus antípodas socialistas - anarquistas - verde ecologistas - marxistas de la vieja guardia - feministas y un largo etcétera que merecen un post aparte.

Sin embargo hay un punto que nunca parece tocarse en estas pláticas y que debería ser de honda preocupación para todos nosotros, humanistas. Y es que cada uno de nosotros, en el fondo de su corazón respira aires de Academia (con mayúscula), sueña con el reconocimiento a una vida dedicada a la investigación, a producir conocimiento, añadir su nombre a la rotonda de hombres ilustres del pueblo ... natal, cuando menos.

Si pero, el círculo académico es exclusivo y excluyente como el que más. No sólamente entra el mejor ni el mas dedicado, sino también y sobre todo el que tiene mas contactos, el hijo del Dr. Fulano (una eminencia, él) y es casi una lotería y un quien (las) da más. Si tú, amigo humanista por alguna razón que el destino oculte no te empapas de la grandeza académica a la que aspiras, ¿que harás? ... ¿ser profe adjunto la mitad de tu vida productiva, burócrata o relacionista público ... ofrecer las mejores y mas profundas conversaciones a los clientes que aborden tu taxi?
¿Es la disyuntiva de todo humanista ser parte del olimpo académico o ser esclavo en las galeras de la educación? ¿No existe otro futuro?

Desde luego que sí, deben existir alternativas para utilizar el conocimiento adquirido durante los años de estudiante y mas opciones de vida que la academia o la guerrilla para los humanistas , simplemente (que es lo preocupante) no se nos han ocurrido cuáles.

Debemos ser mas creativos en la manera de presentar nuestra producción intelectual al mundo: nuevos discursos, nuevas tecnologías, nuevos manejos de información, nuevos lengüajes, nuevas plataformas se presentan a nuestros ojos cada día y nosotros seguimos creyéndonos el cuento de que para ser un intelectual cabal uno tiene que hacer recitaciones en latín y el mas sublime griego antiguo.

La razón por la que la mayoría de los empleados de los sectores público y privado (por no decir, la gente en general) nos miran con escepticismo es porque cada día el conocimiento que producimos está mas lejos de su vida cotidiana; ¿de que sirve que los escritores escriban para otros escritores, los filósofos para otros filósofos, los historiadores para otros historiadores? . Si estudias arquitectura, la gente mira, toca y vive en tus creaciones, si estudias ingeniería aprovechan los resultados de tus estudios en la casa, en la calle, al pasar por algún avanzado puente hidráulico, en su coche ... si estás en la rama de tecnologías aplicadas tienes toda una gama de productos de consumo que respaldan y justifican tu existencia. Así es como una versión y visión del mundo se convierte en la dominante, no sólo mediante la imposición, sino penetrando en cada rincón de la vida cotidiana.

¿Y el conocimiento que produce el antropólogo, la estudiante de letras hispánicas, el arqueólogo ... dónde o cuando está presente en la vida de las personas? ¿por qué seguir pensando que el conocimiento debiera seguir siendo patrimonio de unos pocos elegidos? ¿Quién dijo que debíamos estudiar para ser los representantes de el sector más aburrido, escolástico, retrógrado y (auto) excluyente de la sociedad? El mismo idiota que cree que la imaginación y la creatividad sólo caben en carreras como Diseño y Comunicación visual (¡gueeey!), seguramente.

En resumen, humanistas ... sean creativos y den rienda suelta a su imaginación y razonamiento lógico fuera de las discusiones en el aula y el "círculo de lectura" (esas rueditas de gente tan sospechosas a las afueras de las facultades) , busquen la manera de dar salida al conocimiento que producen por los senderos mas insospechados y de las maneras mas heterodoxas y no duden nunca en cuestionar a la academia porque al menos cuando se armen los gritos y mentadas ya tendrán la atención de algún despistado.

martes, 11 de marzo de 2008

lunes, 10 de marzo de 2008

Por qué no me gusta el indie ...

Hace millones de años, cuando estaba yo en la secundaria al mismo tiempo que abandonando la senda del thrash metal, que de haber continuado recorriendo me huberia hecho pasar por el speed, death, gótico, power, black, doom, grindcore, new, progresivo, obsesivo compulsivo, catatónico, de estrés pos traumático y un largo etcétera, todo en pos de convertirme en un metalero de verdad (of course) y no uno de esos bufones que al preguntarles su banda favorita responden: "... pus Metallica", en lugar de (como metalero auténtico y respetable) contestar con el nombre de una banda que conozcan 500 güeyes en Finlandia y tú.

Tenía yo, les decía, 13 o 14 tiernos años y en vez de dedicarme de por vida al probo ejercicio de la nomenclatura y (rigurosa) categorización metalera y las mieles de su disfrute en misantropía, viré en mis gustos musicales hacia el grunge (éste no se convertirá en un post sobre bandas de seattle, curdt kobain o "los mejores discos de rock de los noventa", sigan leyendo por favor), en el que me estacioné por un buen rato.

Por aquellos mismos años sonaban a veces (muy a veces) entre compañeritos del aula las palabras rock e independiente. "Una de dos - pensaba yo- ... o estos cuates se refieren a bandas españolas y/o argentinas que cantan sobre tener sexo, odiar a la burguesía, tener mas sexo, odiar a las putas, tener sexo con ellas, odiar a Dios, odiar el sexo y a odiarte a ti mismo pero sobre todo guardarle el odio mayor de todos a España (españoles y argentinos por igual) que tocan rolas de cuatro acordes y que parece que graban sus discos con un sólo micrófono de ambiente en la sala de su casa; o ... éstos cuates se refieren a bandas ultra-gabachas de California o Nueva York que tocan rolas de cuatro acordes y parece que graban sus discos en la sala de su casa".

Cualquiera que fuera la verdadera respuesta, rock independiente era un concepto que por la contextura y manufactura de sus expresiones me remitía a ambientes de tensión, agresividad y liberación de los mas básicos (y a veces mas bajos) instintos; festín de improperios, gritos desgarrados, ganas de azotarse contra el humanoide o pared mas cercana: fiesta de carne, asco del mundo y lúcida rebeldía.

Desde luego, pasaron años para que el inverbe de mí supiera que ésos monos tenían nombre siquiera, aprendería a amar a Black Flag y Minor Threat con el tiempo y también que cuando un punk nombra a Los Ilegales entre sus gustos musicales no se refiere precisamente a los que tocan "la del tiburón".

Hoy en día, por desgracia, rock independiente no me remite a ninguno de los estados de ánimo o propuestas musicales del corte de las bandas citadas. Los tiempos de la paupérrima calidad de las grabaciones cuasi caseras y los gritos afónicos y las actitudes agresivas o francamente confrontativas de las bandas han muerto y cedido el paso a tiempos nuevos en que la magia de pro tools hace posible la entrega de trabajos que nos presentan los nítidos aullidos y lloriqueos que algún treintañero acompaña con un melosísimo círculo de acordes a la guitarra acústica y, en las partes donde uno estaba acostumbrado a escuchar un power-chord que, atronador, anunciara el comienzo de las hostilidades en cualquier recinto en que se escuchace, ahora se tiene el sonido monótono, sedante o francamente molesto de un sintetizador, un banjo, un acordeón o algo peor.

No creo que toda la música (vaya, ni siquiera todo el rock) tenga que invitarte necesariamente a la ofuscación racional y la exacción de tu naturaleza mas primitiva para ser buena, o por lo menos no reprobable. Pero sí creo firmemente que comparado con todas las transformaciones, desviaciones o francas atrocidades que han sufrido todos los géneros y subgéneros de esa noble música desde que yo era un chamaco hasta hoy, el futuro del independiente, castrado hasta en el nombre (indie), ha resultado el peor.

Para despedir con un brindis éste post y aquellos tiempos, Black Flag - My War.

sábado, 1 de marzo de 2008

Gay Bar!

Anoche fuí a un Antro Gay, ubicado en la Zona Rosa (por supuesto) y justo al lado de una Sex Shop que robó su imagen publicitaria a Buba Comix y espero que pronto cambie de presentación (o mejor aún, obtengan la licencia del maestro Quintero para producir Buba - juguetes eróticos, y con gusto consumiría sus productos), una experiencia que para mi sorpresa fue bastante agradable, no sólo porla compañia que me rodeaba y la novedad de la misma, sino por una sencillísima razón.

Las chicas heterosexuales que visitan estos lugares no gozan de tratos especiales o privilegios (no cover, mitad de precio o barra libre) sólo por ser mujeres, se encuentran en un lugar en que el grueso de la población del sexo opuesto tiene mas estilo, es mas coordinada, utiliza mas productos de belleza y cuidado personal, viste y huele mejor que ellas. Y sólo al entrar y echar un ojo a la concurrencia saben que regresarán a casa con las manos vacías a sus solitarias habitaciones.

Ante tales escenas sólo pensaba para mi mismo: Welcome to my life!

Desde luego, la noche debía tener algún punto álgido para una persona que no se encontraba del todo en su ambiente y ése momento llegó cuando, después de beber copiosa e irresponsablemente, me ví en la innegable e imperiosa necesidad de utilizar el baño. Prejuicios más, prejuicios menos, en el fondo lo que me preocupaba no era tanto observar o ser objeto de agresiones a mi moral (tan recatada y decimonónica) como no saberme comportar empáticamente en el tocador y no adaptarme a los códigos de comportamiento acostumbrados - por que de que los hay, los hay esos códigos, en todo baño - y exponerme flagrantemente como un ente fuera de lugar y hacer un oso que me arruinara la velada.

Ningún miedo había sido mas infundado en toda mi vida, pues descubrí con gozo que esta gente representa la mas acabada y organizada expresión de civilidad en la concepción de lo que un baño de uso multitudinario debe ser. Para empezar había una perfecta y alineada fila de personas a la entrada a la espera paciente de su turno, nada de gruñidos, siseos desesperados ni voces a grito pelado que exigieran la movilización de la gente dentro del toilet; y es que no había lugar para ello, pues cada quien adentro hacía lo que tenía que hacer, se lavaba rápidamente y salía a proseguir con la fiesta de forma ordenada, todo orquestado y en supervisión constante de un encargado en la puerta de entrada. Una vez dentro me encontré con espacios para el desarrollo de la micción perfectamente delimitados, cosa rara o hasta desconocida en los baños que acostumbro visitar cuyo sistema es el del enorme urinal colectivo y la lógica que se sigue es entre más mejor y "ahi te voy compa", por no hablar de las consecuencias incómodas que tal política de descarga de excedentes biológicos acarrea para el sistema olfativo, pero ¡oh! no en éste lugar, pues al momento de llevar a cabo ésta necesidad a cabo percibí con agrado y estupefacción que una esencia floral impregnaba progresivamente el ambiente, todos los comerciales de aromatizantes de pronto cobraron sentido, de verdad pueden hacer felíz a la nariz.

Los lava manos , pisos y hasta los botes de basura rebozaban de una pulcritud digna de toda la admiración de alguien que, como yo, alguna vez ha tenido que levantar el dobladillo del pantalón para no ensuciarse de fugas de líquidos en otros baños que nadie sabe ni quiere saber de dónde provienen o ha notado con desagrado que la gente tira hasta pañales en receptáculos que sólo deberían admitir papel. En fin que creo que el sentimiento e impresión de semejante experiencia es comparable a la de Atila el Huno o los pueblos germánicos al entrar por vez primera a un Baño Romano: "¡que bárbaros - pensarían los bávaros - , éstos romanos si se la saben!".


... Vida, no dejes de sorprenderme.