viernes, 30 de mayo de 2008

Paranoias de la Coca (Cola)

Otra postura que me hace caer en la desesperación y la mentada, sobre todo cuando se discute en el medio académico, es la muy difundida mentira de que los medios masivos de comunicación controlan la mente del populacho lego.

¿Es que éstas personas todavía creen el la telepatía?¿Una sesión de hipnotismo puede llevarse a cabo vía cable?, ¿Las tintas de los periódicos de mas alta circulación están fabricados con las materias primas que les proveen los mas experimentados brujos de voodoo de las Antillas? ... ¿Desde cuando una de las supersticiones mas difundidas en el mundo antigüo (la posesión de la mente de una persona) se convierte en la mejor explicación que tenemos para el desencanto, resignación e imobilización social en pleno siglo XXI?

Advertencia

Si son de esos dogmáticos que piensan que éstas líneas, por no acomodarse a la modita intelectual(oide) de los planteamientos sociologicos y (pseudo)filosoficos contemporáneos, pretenden posicionarse en pro de la parcialísima libertad de expresión defendida por los Estados democráticos, los medios de comunicación (en general) o en defensa de las nobilísimas artes de la publicidad y el marketing; debe saber muy bien primero que no tengo un concepto mas elevado de todas las personas que trabajan en dichos oficios que el de ser unas putillas baratas que se ofrecen al mejor postor, en el mejor de los casos; - llegaremos a lo que pienso de ellos en el peor de los casos mas adelante, lo prometo -.

Se ha argumentado en numerosas ocasiones la importancia progresiva que la publicidad ha tomado a partir de principios del siglo XX, sobre todo en contextos urbanos, como mecanismo para regular la conducta de las masas proletarias no sólo dentro de las fábricas sino también fuera de ellas, en su tiempo de ocio. Para apoyar el argumento, también se ha destacado su uso particular para generar simpatías entre la pobalción con respecto a los regímenes totalitarios - europeos, en su mayoría - en turno. Con respecto al primer punto, diremos que es absolutamente cierto, pero que dista mucho de catalogarse como control mental, con respecto a lo segundo, nos limitaremos a decir que es propaganda -política- nacida en momentos coyunturales, irrepetibles y que son cosa aparte.

No quisiera faltarle al respeto a las tesis de mentes doctorales en Semiótica, Lingüistica, Psicología y Periodismo Político que defienden la existencia de un "cuarto poder" político encarnado en los monstruosos corporativos informativos y publirelacionistas, pero con la pena ... lo haré de todos modos.

Disexionando a la Bestia

Se proclama con indignación que los medios nos ofrecen visiones parciales, comprometidas y adulteradas de la realidad. A esto replico: no hay gran novedad, y me sorprende mucho que gente ha firmado en asambleas intelectuales el pacto de descreer en esquemas y modelos de explicación metahistóricos y metafísicos con una mano en la cintura se muestre tan molesta y airada con respecto a la no - objetividad de un argumento. Si no creemos que exista una verdad válida para todos, ¿que derecho cabe de exigirle imparcialidad a nadie?

En segundo lugar si, en efecto: se toma partido, se defienden intereses creados, se promueve la perpetuidad del status quo ... ¿con base en que estrategia(s)? Éste es el punto central:

De ninguna manera se postulan argumentaciones lógicas y coherentes ni en las emisiones de programación regular, ni en los de variedad, ni en los noticieros, ni mucho menos en los anuncios publicitarios -carajo, a veces no hay atisbo de racionalización en algunos de ellos-, muy por el contrario, lo que los medios de comunicación quieren afectar directamente no es nuestra percepción racional de las cosas, sino nuestra percepción emocional de las mismas.

Pongan atención a la emisión de cualquier noticiero; detrás de ese "corpus" de información aparentemente organizado en noticias: nacionales, internacionales, finanzas, etc ... se esconde un teatro de drama, sangre, muerte y violencia que se resume en imágenes o bien demasiado ambigüas o penetrantemente obscenas; si la transmisión es radial: en gritos desaforados, transmisiones en vivo de confusión y pánico generalizado. Las voces de los locutores pueden hacer de una epidemia de viruela la señal innegable del principio del fin de los tiempos.

Lo mismo con la publicidad, pero mas atroz. ¿Cuándo han visto un anuncio que les de argumentos sólidos y convincentes de que tomar cerveza, por ejemplo, es lo mejor que pueden hacer con su vida, su dinero y su ocio?, mejor aún ¿cuándo han visto un anuncio espectacular de cerveza en el que la imagen no sea una suculenta chela sudando en el tarro o una aún mas suculenta y rubia modelo sudando aún mas profusamente e insinuándoles una sesión de sexo tántrico?

El punto: No se controla la mente, se mueven fibras emocionales sensibles, se mira utilitariamente a una audiencia para venderle ideas, productos y meta relatos en donde ellos son deseados, útiles y se sienten protegidos. Tampoco se "crean" necesidades de la nada, lo único que estos genios publicitarios hacen es tomar una necesidad que saben que tienes y que son mas o menos las mismas que las mías o las de cualquier otro (necesidad de afecto, de aventura, de placer) y de alguna oscura y retorcida manera relacionarla con su producto , ya sea un coche , papel de lija o veneno para ratas.

No se le forma una opinión a la audicencia, simplemente se le impone, pero poco tiene que ver con algún trance hipnótico o distorsión de la realidad, tiene todo que ver con la dislocación del ser social, con la individualización de la vida cotidiana, con la búsqueda de satisafacción de las necesidades (apremiantes) del momento, pero sobre todo con la imposibilidad personal de cada ciudadano de tomar una postura reflexiva con respecto a su entorno social, por falta de medios físicos e intelectuales (condiciones materiales de existencia pues, según Carlitos Marx*); la toma de posición que deviene del acto reflexivo es la forma mas pura de rebelión que existe, el hombre o mujer que ha llegado por cuenta propia a la resolución y el sentimiento de tener uno mismo, de alguna manera y en alguna parte, la razón, le ofrece una plaza inamovible en el debate público a pesar de cualquier intento de coherción o manipulación que se intente sobre él.

Los medios hacen su parte atacando la parte mas débil que hay en todos nosotros, nuesta realidad sensible, nuestra naturaleza instintiva, jugar con nuestro deseo y nuestros miedos son su combinación ganadora. En mentes fuertes y ágiles, éstas medidas resultan infértiles puesto que aún temerosos del poder y ávidos de placeres sensuales (en estos tiempos posmodernos) se puede caminar decididamente hacia un lugar mejor, teniendo en la frente la plena certeza que otorga la dignidad rebelde.

Oh si, se me olvidaba lo del peor pensamiento acerca de la gente de publicidad y mercadeo. Damas y caballeros, con ustedes, Bill Hicks:



* ¿Todavía crees en Marx tu? ... Si, en su análisis, no en sus predicciones.

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