martes, 2 de septiembre de 2008

La Morte

No me gusta mucho pensar en lo que vendrá después de la muerte, lo considero una práctica ociosa , engañosa - propagandística (los que venden cielos, infiernos, espiritualidades varias y eternidades) y sin beneficio. Sin embargo tampoco soy de los que opinan que no hay nada más que hacer que ocuparse en la resiganción al hecho de que después de ésta vida nada nos aguarda y que a la destrucción del cuerpo y de la realidad biológica no exista otro paso ... qué aburrido, simplón e infundado argumento.

Lo que quiere decir que soy ateo por compromiso pero nunca por convicción. Y cuando divago acerco de lo que me gustaría que viniera al momento de la muerte no puedo evitar pensar que la transmutación, salto cuántico, instante previo de reencarnación o ruta de paso a alguna otra realidad (de ser éste un fenómeno que estuviera a mi cargo), como en película de ficción o infantil en el que un montón de personajes pintorescos explican con una canción como está la onda a un nuevo visitante que muere y de súbito llega a sus dominios, debería verse, sentirse, olerse y escucharse más o menos como ésto:



¿Imaginan mejor check-out, estancia de paso y protocolo burocrático-iniciático para recorrer una nueva ruta?

Dichosos los invitados al banquete de lo absurdo, pues en la pléyade de sus poetas hallarán que no existe dicha verdadera ni heridas que necesiten sanar.

Así sea.

1 comentario:

Perro Laico dijo...

"...que no existe dicha verdadera ni heridas que necesiten sanar."

Qué cosa más chingona has escrito.
quedé: o_0